Lo supe por la prensa. Es impactante encontrar
en los obituarios un nombre conocido. Mi primera reacción fue correr a la funeraria
y comprobar si se trataba de un homónimo que, fuera de la desagradable impresión
inicial, nada significa en mi vida. Sin embargo, sopesé los pros y los contras
de aparecer en un sitio donde el único que te conoce es el muerto.
Terminé de fumar mi
cigarro y pasé a la sección de deportes.
Imagen tomada de la red.