domingo, 10 de diciembre de 2017

9 Carretera federal 51 [Comonfort, Gto.]


Escudriñé las sombras en busca de un sitio seguro donde estacionarme. El coche perdía potencia y no tardaría en detenerse.
Los escasos autos que pasaron por el lugar siguieron de largo, desconfiados.
―Despídete de la entrevista de trabajo ―me dije; en el silencio parco de la madrugada mi voz era un reclamo.
Luego de un rato, vi venir por la orilla de la carretera a un hombre montado en un buey.
―¿Puedo ayudarte en algo? ―preguntó.
―Desde luego, si sabe de mecánica o remolca mi carro con su toro ―respondí en son de broma.
El hombre apenas se sonrió.
―Este rumbo no es seguro, en realidad nunca lo ha sido. Voy para Comonfort, si quieres te llevo en ancas.
―Falta poco para que amanezca; esperaré.
―Como quieras. A veces uno no sabe que es un fantasma y cree que todavía está vivo ―musitó el desconocido y espoleó al animal.

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